Buscar este blog

domingo, 27 de febrero de 2011

Tus hijos no son tus hijos

“Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.

No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.”

Khalil Gibran

martes, 4 de enero de 2011

Pensa, pensa, pensa...

Actualmente estamos en los umbrales de una nueva forma de dominio mucho más sutil y profunda que las anteriores, puesto que el nivel de control o poder de unos sobre otros podría alcanzar límites insospechados. Esta nueva forma de esclavitud está constituida por los avances de la ingeniería genética. Aun cuando a primera vista existe en muchos sectores un entusiasmo casi cándido por sus posibilidades, no hay que ser muy suspicaz –un poco de historia basta– para darse cuenta que cuando ha aparecido alguna forma nueva de poder del hombre sobre la naturaleza, de manera inevitable se ha hecho también un mal uso del mismo, como ocurrió por ejemplo, con la energía atómica. De este modo, basta pensar sólo por un instante en lo que representa la manipulación genética sobre los aún no nacidos, para darse cuenta del casi infinito poder que puede llegar a tener el hombre sobre el propio hombre. Ya no se trata sólo de aprisionar a otro ser humano, sino en realidad, de conformarlo, de alterar su propio proceso de generación. O si se prefiere, antes existía la posibilidad de influir sobre acciones o facultades de una persona (impidiéndole ser libre, por ejemplo), pero hoy cabe tener un control no sobre lo que el hombre “hace”, sino sobre lo que el hombre “es”. Y lo peor de todo es que el sujeto manipulado ni siquiera puede percatarse de dicha manipulación. La conclusión lógica es que con esto se rompe en mil pedazos la tan ansiada y proclamada igualdad del género humano, porque como nunca antes, unos se transformarán en amos de otros, al punto que toda forma de esclavitud anterior podría muy bien ser tomada por un inocente juego de niños comparado con lo que puede venir. Max Silva Abbott